"Si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy."
Sobre el coche en marcha, un cielo blanco y lluvia limpia y lenta. La tierra roja a ambos lados de la carretera, empapada, incapaz de absorber todo el agua que caía e inundaba los campos, dejando grandes charcos sobre el mundo. Dejarse llevar. A donde el tiempo quiera.
Escribo sobre el mundo porque no sé hacer otra cosa. El mundo, mientras tanto, escribe sobre mí. Y "ya sabemos que los guerreros se aburren si no hay un poco de acción". Esta curiosa forma de vivir la aventura es esperar tranquila hasta que empiece.
R.B.
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