miércoles, 19 de diciembre de 2012

Libertades mal tomadas.

Era una historia de límites quebrados y horas muertas. De flores y cuchillos en medio del carbón.
La lógica derribó una última barrera (me contaste una historia sobre el mar).
El peldaño a peldaño del exceso.

Hay líneas que se quiebran, lo sabemos, y bocas que se cruzan. Hablábamos del miedo.
La parte de ser libre que me toca es lo que desde aquí no digo nunca.

Para salvarme, a veces. 

Cuando se pierden los que exploran al final de la bruma, se encuentra una hendidura. Y un gemido.

Y si al trazar los ojos se equivocan las cuentas, contadme cómo nacen los elefantes. Enseñadme cómo duermen las manos vacías. Habladme de las venas en el agua.

Mirad, mirad. El mundo.

Ruiz. B.  

lunes, 17 de diciembre de 2012

Hace mucho tiempo.

"Hace mucho tiempo."

Ya es, a todos los efectos, hace mucho tiempo.
Basta todo lo que pasa, lo que ojalá pasara, lo que no pasará, lo que tal vez.
Es tarde, y no tiene apenas importancia. Es temprano y tampoco. 
Tu luz pequeña se ha apagado sobre el mundo.

Y sí. Es como un declinar del agua en círculos, página a página, una marca invisible que no dice tu nombre.
Dice acaso unos ojos al trasluz, otras horas. Hay flores diferentes. Nada que vuelva. 
Todo. Igual.

Ruiz. B.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Bluegirls.

Y todos los escalofríos del mundo cupieron en la palma de una mano.

Ripples


"She shakes her head as if to say
That the bluegirls have all gone away."

jueves, 29 de noviembre de 2012

Esto no es una carta.

Querido 4, esto no es una carta, es más bien una nota de antes de dormir:
Pues eso pasa, que las aventuras implican dormir poco. Muy poco. Porque no tienes sueño o porque esperas cosas. O porque lejos de tener sueño tienes insomnio.
No llegan, aparecen. Y tampoco se abandonan, simplemente se van. Sin más. Ni menos.
Quizás de muchos fallos repentinos. Fallos. Fallas. Grietas. Rajas. Herid...fallos. Fallos en la lógica de muchos universos.

lunes, 12 de noviembre de 2012

This is the story of the hurricane.

"Si quieres encontrarme, ya sabes dónde estoy."

Sobre el coche en marcha, un cielo blanco y lluvia limpia y lenta. La tierra roja a ambos lados de la carretera, empapada, incapaz de absorber todo el agua que caía e inundaba los campos, dejando grandes charcos sobre el mundo. Dejarse llevar. A donde el tiempo quiera.
Escribo sobre el mundo porque no sé hacer otra cosa. El mundo, mientras tanto, escribe sobre mí. Y "ya sabemos que los guerreros se aburren si no hay un poco de acción". Esta curiosa forma de vivir la aventura es esperar tranquila hasta que empiece.

R.B.

lunes, 22 de octubre de 2012

"Cuidad Iluminada".

"Yo estoy en este puerto,
En esta ciudad sólo, y respiro en la noche
Que ignoran los felices.

Nadie viene a sudar con mi entusiasmo,
Ni a vivir junto al ritmo que respiro,
Pero desde este puerto,
Que la luz de la Luna ha hipnotizado,
Continúo invocando
El prodigio de amar."

Juan Antonio Marín

Yo busco lo concreto, lo redondo, lo tibio.
Ya basta de secretos y de lamentaciones. Nadie nunca nos dijo que fuera a ser eterno.
Y si nos lo creímos, fue por pura inocencia. 
Ahora no queda nada de esa mano desnuda que se entregaba como si el universo entero fuera a extinguirse mañana. 
No queda nada, pero queda todo. 
Y nadie podrá haber, al menos de momento, que socave la paz y la armonía adusta y solitaria que pretende. Nadie que cruce límites. 
Ningún perdón habrá que llene de soldados la palma, y la conquiste.
No habrá nada sencillo. 
Espero que no quieran intentarlo. 
Yo, con mis manos, no lo pretendo.

R. B.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Escombros y claridades.

"Ahora ya sé que los árboles tienen sus pájaros fieles porque las ramas no atan: ofrecen. 
Y que las nubes nunca desertan los cielos porque los cielos las dejan que ellas escojan su rumbo 
y que vengan o se vayan como quieran, siempre abiertos para que busquen ellas su camino."
Pedro Salinas

Quiero dejar atrás todas las jaulas, todas las calles sin nombre.
Quiero volcar la calma sobre un mundo distinto cada día.
Quiero llenar el fondo de los ojos de frases concurridas, desnudez implacable y ternura virgen.
Quiero saltar de vuelo en vuelo, sin carga de nostalgias.
Que ardan las cenizas del azul con fuego renovado.
Quiero querer el todo, más allá de los límites. 


Ruiz. B.



lunes, 13 de agosto de 2012

Equilibrios olímpicos.

Equilibrios olímpicos...y no. Vaya, sólo equilibrios. Pero bueno, está bien. Más o menos. Más más que menos. 

Mirar lo invisible

La tarde me está ofreciendo en la palma de su mano, hecha de agosto y de niebla, vagos mundos desmedidos, de esos que yo antes soñaba, que hoy ya no quiero.
Y cerraría los ojos para no verlo.
Si no los cierro, no es por lo que veo.
Por un mundo sospechado, por lo que no puedo ver llevo los ojos abiertos.

Pedro Salinas

domingo, 5 de agosto de 2012

Hablemos del mar.

"Como vuelve todo."


Querido 4:
Hola, querido 4, volvemos a las cartas. Esta vez públicas, claro, como algunas cosas que tú aún no sabes. Verás, te diría que el ave ha vuelto a su nido, pero sería mentira. Quizá lo correcto fuera decir que hay cada vez más alas y menos ceniza. Pero tampoco te escribo para decirte eso, 4, a ti no te hace falta que te lo diga. Tú ya lo sabías. Como también sabías de este día, como sabías de mi, hacía tanto tiempo. Así que te diré que el azul es profundo de nuevo, el agua fresca (y si no, se le echa hielo, que no pasa nada por casi nada), y que agosto se presenta caluroso. Te diré, aunque ya lo sepas, que mi gran amor de este verano es el aire acondicionado sobre tantas conversaciones disparatadas y sin ninguna condición, ninguna regla. Te diré, 4, que ahora las calles están vacías de nuevo, por fin, y hasta pronto, espero. Están vacías, obviamente, porque no están llenas. De nada. Ni siquiera de nada. Listas para los pies o las barbillas (Lewis me entendería aquí, no te preocupes) que quieran caminarlas. Y, cielo (o mar), te diré en bucle de vuelta, en feedback positivo, lo que una vez me dijiste:
" ¿No oyes las olas que te reclaman? ¿No ves que te guía el cielo constelación tras constelación? Acércate a la barca y rema."


Porque me voy a inventar un mundo nuevo, 4, voy a dejarlo todo en tierra para poner fin, como los poetas o como los médicos. Y será como un libro de poemas, porque no he sentado la cabeza, y puede que no haya madurado. Pero he crecido.


Ripples. Ruiz. B. GWC o como prefieras llamarme.

jueves, 2 de agosto de 2012

There´s a million things to be.

"En ti dejo olvidada
la frenética lluvia de mis venas,
mi cintura cuajada."
F. G. Lorca


Sin pretensiones y sin veneno, observando los círculos concéntricos del agua, el cielo límpido, las estrellas brillantes.
Sin tópicos, sin sangre, ves la ausencia grande y sorprendente, afilada y extraña.
Sin temblor y sin luna, sin importancia ya. 
Claro que hubiera preferido no romper ningún espejismo, ni hacer añicos un tiempo de cristal.
Claro que hubiera preferido el fuego, nunca hubiera elegido esta calma.
Pero algunos caprichos son tan volubles, y algunas voluptuosidades tan efímeras que no quiero perder esta locura. 
Y, aunque hubiera podido elegir ahora, no habría nada que me hiciera desaprovechar esta calma, nada que me impida recoger los pedazos de cristal, procurar no cortarme, mientras ceno cerezas y escucho Cat Stevens y pienso que qué bien está el mundo, que vacío, qué distinto, qué grande, qué curioso. Qué lejos de aquel mundo que veía cuando aún podía elegir.


Ruiz. B. 



martes, 31 de julio de 2012

Lluvia de verano.


Llorar a lágrima viva
Llorar a chorros.
Llorar la digestión.
Llorar el sueño.
Llorar ante las puertas y los puertos.
Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas,
las compuertas del llanto.
Empaparnos el alma,
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos,
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, 
llorando.
Festejar los cumpleaños familiares,
llorando.
Atravesar el África,
llorando.
Llorar como un cacuy,
como un cocodrilo...
si es verdad 
que los cacuyes y los cocodrilos
no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.
Llorar de amor,
de hastío,
de alegría.
Llorar de frac,
de flato, de flacura.
Llorar improvisando,
de memoria.
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!



Oliverio Girondo 







martes, 24 de julio de 2012

Veleta.

Pero vienes ¡demasiado tarde! Ya he enrollado la noche de mi cuento en el estante.
F. G. Lorca

En el asiento trasero cierra los ojos, alguien enciende la calefacción por error. Demasiado calor, mucho ruido. Alguien la apaga y el sudor deja de correr por su espalda. Árboles veloces detrás de la ventana, una mano pequeña señalando las ramas. Llegan a su destino, les esperan. Descansan un instante. Caminan sobre la tierra, el camino es árido y está apenas trillado, pero el cielo está limpio y sopla el viento y se oyen risas lejos y huele a lavanda. Y a la vuelta se sientan y charlan de cualquier cosa, y esperan cualquier cosa. Y, mientras llega la cena, se da cuenta despacio de todas las estructuras: las rotas, las nuevas, las heridas, las ausentes, las de vuelta. Se ensamblan como pueden, cada día una distinta. Se ensamblan como quieren, a golpes algunas veces, muy suavemente, otras. Y entonces alguien le habla de una suma y de la felicidad y hace un resumen maravilloso de algo obvio que muchas veces olvidamos. Y en ese instante recordó una vez más un puente, uno de tantos, y supo que era cierto a medias y trajeron vino blanco muy frío con gaseosa y encajó aquella noche como el verde a las hojas.

jueves, 19 de julio de 2012

Verde que te quiero verde.

Cuando no se espera nada, a veces las algas sumergen las pestañas bajo cuencos vacíos, y se levanta el mundo y se callan los perros. La ternura se excita y libera temblando el blando humo denso que prohíben las rosas. Bocas ajenas preguntan por bolígrafos insomnes, y la oportunidad se desmadeja. 
Se ha levantado el cielo de las sombras bajo la ley de los amores fríos. Se ha denunciado la tragedia de los labios plagados de hormigas del asfalto. Se han aplaudido la conciencia y la sangre del mar y se han hinchado de fiebre todas las proas. 
Hay que correr, porque las libaciones han llegado a su hora a los campos.
Hay que correr, porque el fuego se extingue.
Hay que correr, porque la flor del agua se convulsiona.
Amanezcamos hundidos de placer. Alumbremos de ojos las espaldas desnudas.
Lancemos gritos de muñeca libre, de Granada en la cima.
Soñemos con los mendigos dormidos de las plazas rotas.
Cómo me está costando este último latido. 
Hay que volar si las lágrimas saben a aceituna.
Hay que volar si las uñas se rasgan.

Hay que volar si sobre las cinturas hay golondrinas blancas.


Ruiz. B.

lunes, 9 de julio de 2012

Expectativas.

Vamos a asaltar el azul. Dejemos que estallen los jardines y las sombras y nos cubran de arena. Vamos a dejar de ejercer esta tristeza y a dejarnos las uñas. Venga, seamos solo mar y ternura. Hagamos que la luz borre los ojos de todas las paredes. Seamos ciertos. Hagámonos cobardes, que se escondan el verde y la ceniza. Estallemos de libro y de abanico y perdamos la calma. Perdámonos en cada esquina, destrocemos los mapas. Vamos, por fin, a ser espuma. Espumémonos, pues. Cerrémonos de fuego, apretemos las horas y el paisaje, quejémonos. Recordemos, sin miedo, arranquemos los labios del carmín y echemos sobre ellos algo más que palabras. Estudiemos el frío. Cocinemos las flores bajo el agua. Vamos a inventarnos marcas bajo la piel. Corramos, llega el día. Alcancemos el final. Acariciemos las hojas, el brillo del cristal y el hueco negro. Explotemos la risa. Defendamos la risa. No olvidemos la risa, ni la historia.

Ruiz. B.


viernes, 6 de julio de 2012

Todos los planes.

"Él recuerda aquellos años como si mirara a través del cristal de una ventana cubierta de polvo. El pasado es algo que podemos recordar pero no tocar y todo lo que se recuerda es borroso y vago."
In the Mood for Love


Crónicas de Mordor.


Querido M., a veces me pregunto por qué no supe comprenderlo antes. Me pregunto cada día cuándo cambió todo (porque todo cambió, sí, ahora lo sé, aunque antes no pudiese verlo). Y creo haber encontrado el momento. Es muy tarde, está claro, para casi todo. Pero yo lo he encontrado, a oscuras y fumando. "Un poco menos fuerte" como mecha y todos los planes como fuego. Y unos pocos días de incendio. Y luego nada. 


Querido M., he dicho que es tarde ya para casi todo, pero no lo es para pintarse las uñas de oscuro en el salón tras un día agotador y tan lleno de gente como vacío de ganas. Hoy, M., he despertado recordándote antes de ti, y he dormido bien, sin sueños y sin frío, como hace mucho tiempo yo dormía. Y al levantarme y enfrentar el día ha llegado tu sombra, o el recuerdo de tu sombra - borroso y vago - y me ha dejado los ojos vacíos de ciudad.


Querido M., sabes que no funciono bien y que hago muchas cosas al revés. Y ahora, M., aunque tú no lo sepas, las ruinas crecen en lugar de achicarse y la lluvia va hacia arriba y el verano no llega a pesar de ser Julio. Y me arde, y me gusta. Pero me cansa y tengo sueño. Y concibo las cosas de hace tiempo y las tomo y las suelto. 


Querido M., huele a velas y suena a teclas y sabe a tarta. Y, aunque me resulte curioso, en días como hoy espero que alguien como tú me explique el mundo tal y como lo ves, deprisa, pero cierto. Hay ocasiones que son para estar y para recordar y para asentir mientras sientes por dentro que te marchas.


Querido M., hoy he querido silencio y pocas cosas más. Llorar, quizá. Reír. Preguntarte por qué (y por qué no). Matar. Huir. Estudiar Bellas Artes. Comerme una manzana.


Querido M., espero de verdad que no puedas entender esto. Como casi siempre. 


Ruiz. B.


martes, 3 de julio de 2012

No se lo digas a nadie.

Un secreto como modo de vida. Como modo de vida insana y apagada y explosiva. Un secreto que emocionaba con tan sólo rozarlo, un pequeño secreto azul y a voces. Un secreto que encendía las brasas de todos los fuegos de la tierra, que llenaba de orgullo, de equilibrio, de luz y de misterio el final del verano. Como si todo el mundo se asomara a una ventana que teníamos a la espalda.
Y ahora que se han quemado los cartuchos y que queda una marca de ceniza, no quiero más secretos que el olor a salchichas y a jabón a las tres de la tarde en la cocina.

lunes, 25 de junio de 2012

Las cosas que no te interesaban.


"Recuerdo que una vez me hablaste de las cosas que no te interesaban." 


Y creo que aquella vez pensamos que estábamos salvados del mundo, escapados de todo y escondidos de todo. Y ahora, fíjate bien, es el mundo el que nos salva (y menos mal). Y es el que nos demuestra que no hay nada necesario...o igual nada imprescindible. Y es el que nos obliga a levantarnos. Y el que nos ordena disfrutar por leyes que nadie verbaliza, pero que todos respetan. Y también el que nos hace aprender con cada poso sobre las historias acabadas que si no te quieren no te quieren, y no puedes hacer nada por evitarlo. Y eso está muy bien, jodidamente bien. Porque te cambia y te hace crecer. Y vives cada día y te das cuenta otra vez de que por mucho que quieras que te encuentren nunca lo harán si no quieren buscarte. Y que estás donde estabas, pero un poco más fuerte, un poco menos tierna y algo más frágil. Y también algo más segura y más desconfiada...bueno, entonces quizá no es donde estabas. Pero el caso es que estás sobre las mismas calles, con las mismas poesías en los oídos y las mismas canciones. Y, quién te lo iba a decir, estás bien. Qué coño, no sólo estás bien, estás radiante. Y vas viendo cosas por el mundo que te están gustando tanto. Y agradeces, en el fondo, la cicatriz y la caricia.


Ruiz. B.

miércoles, 20 de junio de 2012

Como si el mundo.


Como si el mundo estuviera sólo en cada tirón y los dedos crispados sobre el papel. Como si sólo fuera un banco en medio de una plaza, enfrente de un puesto de flores callejero. Como si sólo fuera un paseo y la vuelta a casa, o como si fueran encuentros de repente y por sorpresa y de milagro y menos mal. Y como si sólo fuese un café más en el sitio de siempre, pero algo hubiese cambiado. Como si apenas nada fuera ya como antes y las nubes y los arco iris y todas las burbujas adornasen el suelo, caídos ya para siempre de su cielo perfecto, sin manchas.
O como si estuviese sobre sus rodillas, a oscuras, o contra una pared nunca construida, o detrás de una mole de ladrillo. Como si el mundo fuera de veras la noche cayendo sobre los hombros y sobre todo lo que fuimos y lo que aún queda de lo que fuimos y lo que somos.
Como una llamada desde una hamaca de casa a casa y de cama a cama. Como si el mundo estallase en mil caminos de noche a noche, de limón, y ojalá de mañana por la mañana.

Ruiz. B. 


lunes, 18 de junio de 2012

La puerta del verano.


Hay un pasillo largo y muchas puertas, demasiadas, las justas o insuficientes, nunca lo sabría. Y un vestido rojo colgado de un perchero antiguo. Y unos zapatos. Y un poco de miedo. 
Y algo de tiempo, parece todo un año, y es mentira.
Después queda sólo una puerta a la espalda, han cerrado el pasillo, lo han vetado con puertas que ocultan y sepultan olimpiadas y muertos. Dicen que se fueron cerrando las puertas una a una (la de los ojos primero, la de la risa, la del sexo y la de las manos). Se cerraron las puertas del paraíso y tras un largo trecho finalmente se cerraron las de la ciudad, y calle a calle, a golpe de hierba y de silencio se instauró la clausura. 
Y ahora ya no hay pasillo si no encuentras la llave. Ya no puedes volver. 
Y si te acercas ves un rincón en el suelo, con un montón de escombros, y con gafas redondas, y uñas rotas y algún vestido nuevo. Y hay muy poca luz y quizá deberías dejar que entre (la luz, el aire, el sol, y el amor y lo nuevo).
Entonces se abre enfrente la puerta del verano.

Ruiz. B.


sábado, 16 de junio de 2012

Esta vez.

Por hoy, por una vez, por vez primera no hay nada más que nada. Ganas de nada. Esta vez quizá no haya nada emocionante. Nada lleno de todo, o casi todo. Nada desprovisto de ternura. Nada inesperado. Nada impreciso. Nada nuevo, ni viejo. Nada que recordar al llegar una noche. Nada de lo que preocuparse al despertar. Nada más que una nada grande y vacía. Una nada de ojos llenos de nada, de agujeros quizá. Una nada de mirada de aire y hueco de manos. De manos volcando algo que no saben si tocan y retienen o si pretenden dejar escurrir entre los dedos, que escape, que se vaya. Al fin y al cabo, bueno, tampoco es nada nuevo. Nada de nada. Párpados como sombrillas de luz que ya no cubren lágrimas. Pupilas de fantasmas desnudos. Carne de nada.
Y, esta vez, nada más.

Ruiz. B.

viernes, 8 de junio de 2012

Fix you.

Yo iba perdido, náufrago por mares de deseo,
cegado por la bruma suave de tu pelo.
De tu pelo que ahogaba la voz en mi garganta
cuando perdía mi boca en sus olas de niebla.


Pablo García Baena




"Y es ya la salvación querer salvarnos."


Pedro Salinas


domingo, 3 de junio de 2012

Ansiedad.

La sangre, el veneno y la sal se mezclan en la misma herida de náusea y de silencio.
Corroe los cristales, agita las hojas quietas y quiebra la balanza de la calma.
Calma falsa, falsa carrera, falso el encuentro en el origen del mundo.
Arrancar con los dedos desollados la carne donde estuvo el tacto de tus manos.
Excavar hasta el fondo de un abismo y sumergir la cabeza hasta aspirar aire roto y agua sucia y venas huecas. Expulsar el recuerdo.
Vómitos de miel y de manzana sobre las letras, dentro de las cajas, hacia las torres más altas del mundo que no podrían caer ni con la ira de siete huracanes. Olvidar tus ataques, sentarse a contemplar el circo ajeno con los ojos sobre bandejas de plata y las cuencas sangrantes y afiladas fijas en un único punto.
Disfrutar del vacío, de la nada.


miércoles, 30 de mayo de 2012

#.

De día habría sido imposible. Ahora sí, ahora que el orgullo y el miedo y la distancia tejen calma aparente (y no tan aparente, ya era hora) y licúan la luz, de vez en cuando...ahora es imposible, de día no, no puedo. Ni siquiera lo pienso, vivo y sonrío, no hago ya otra cosa, vivo, sonrío, camino hacia delante y ni siquiera vuelo.
Pero de noche...de noche cambia un poco. Cuando todos se han ido y quedas tú con un libro en las manos y una rosa amarilla entre las piernas esperando algún viaje o un retazo de sueño. Y empiezas a leer y dejas que la mirada vague un rato sobre unas líneas que ya no comprendes ni quieres comprender, ni te interesan, porque, por un instante que te concedes involuntariamente, lo incomprensible vuelve. Y quieres a deshora. Y piensas, por ejemplo, en el calor que tienes y coges unas llaves, "metal frío", caja, cartel y latas y papel y promesas (con chocolate y té). Solo piensas, ya nada languidece, las manos aferradas a la portada dura, no vaya a ser que tiemblen. Es una concesión, supongo, de noche a mundo. Piensas en las alarmas, en los álbumes, y en un París al que nunca fuimos y al que probablemente nunca vayamos. O quizá sí, quién sabe. Y traspasas el límite y las tapas del libro ya no sirven y buscas otro tipo de asas que apretar y piensas que pensaste y que ya basta. Entonces cierras los ojos y los abres y fijas la mirada otra vez en las letras. Y esta vez sí las ves, como si fuera de día y no de noche y pudieras leer bien. Las ves como si todo siguiera igual. O, al menos, como si todo siguiera.

Ruiz. B.

martes, 29 de mayo de 2012

Un día cualquiera.

Por sentirme como en casa o quizá precisamente por lo contrario, porque no lo era. No sé muy bien por qué, pero creo que recordaré en algún momento la puerta abriéndose, y el pasillo y subir y bajar y un olor especial que solo yo notaba. Y puede que también me acuerde de una valla hecha de palillos, de alguna hoja en blanco, de recortes y premios. Y también de recuerdos que no tuve, porque no fueron míos. En fin, vamos, resumo: que hablo de un día cualquiera, sin mucho más que ofrecer que un par de carreras, alguna canción, una pelota. Y un camino, un "tránsito" hacia algún lugar.
Imagino, sí, que lo recordaré y puede que hasta se me escape una sonrisa, incluso un par, no lo descarto.
Helado derritiéndose al sol, un poco de música, aire de cinco de la tarde y me salvó. Una "pequeña salvación, por un instante."

Ruiz. B. 



"Un tren de madrugada consiguió trazar la frontera entre siempre o jamás."

sábado, 26 de mayo de 2012

En cambio.


“El romanticismo y el sentimentalismo son una ordinariez. El enamoramiento no es interesante. Lo que no nos da felicidad o alegría hay que apartarlo un poco. Y yo cuando me he enamorado nunca he sido feliz. La pasión es una parte muy pequeña del enamoramiento…pero no es la más importante, al contrario de lo que solemos pensar. La pasión conduce a creer que solamente existe la posibilidad de ser feliz en la contemplación del ser amado. Y esto es una cuestión de carácter obsesivo que nos hace vivir infelices. La pasión suele ir acompañada de tristeza, pena o angustia.
El amor, en cambio, es muy interesante.”

J.B.


miércoles, 23 de mayo de 2012

De vez en cuando.

“Ya ves, continuamos viviendo cada uno a su manera, incluso ahora”, pensé. Por profunda y fatal que sea la pérdida, por importante que sea lo que nos han arrancado de las manos, aunque nos hayamos convertido en alguien completamente distinto y sólo conservemos, de lo que antes éramos, una fina capa de piel, a pesar de todo, podemos continuar viviendo, así, en silencio. Podemos alargar la mano e ir tirando del hilo de los días que nos han destinado, ir dejándolos luego atrás. En forma de trabajo rutinario, el trabajo de todos los días…haciendo, según cómo, una buena actuación. 
Al pensarlo, me sentí profundamente vacío.


H. Murakami


sábado, 12 de mayo de 2012

Dolor y otros milagros.


Porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.


Mario Benedetti

jueves, 10 de mayo de 2012

Anuncios luminosos de la vida en tus ojos.

"Las luces de tu alma, sí, las luces, 
anuncios luminosos de la vida 
en la noche, en tus ojos."
Pedro Salinas


Apartó de sus manos la derrota y el polvo. Retiró con ternura la culpa, barrió todas las dudas, limpió la confianza a conciencia, con un poco de agua y alguna lágrima que no quiso ser vertida un mediodía de martes.
Abrió las heridas y las ventanas, dejó que corrieran el dolor, la calma y el aire. 
Acondicionó la puerta, quitó las barras que la atrancaban, desatornilló los cerrojos, engrasó la cerradura y la dejó como nueva, como en aquel primer encuentro, no quedó en ella más que el deseo de abrirse cada día. 
También enjuagó el suelo y ordenó las estancias dejando bien colocado en cada rincón un pedacito de impaciencia, de morbo y de misterio (eso nunca se perdería), pero quitó de en medio la dependencia, la angustia y el miedo al abandono y lo dejó bien alto en un armario (aunque, aun así, quedaron al alcance...no sería tan fácil desprenderse de ello, eran ya muchos años los que habían estado sobre la mesa).
Preparó la sonrisa, el sabor en los labios. 
Dejó listos los platos, los besos y el café. 
Y paró a descansar, por fin, tras mucho tiempo, esperando una visita o un milagro.
Y pronto llegaría la llamada a la puerta, la sonrisa en los ojos, la luz en la sonrisa.

Ruiz. B.

domingo, 6 de mayo de 2012

Los placeres prohibidos.

"Me gusta verte más. Aunque en realidad...no te vea."


Descansaba plácidamente bajo un cielo pleno de sol e historias abandonadas a mitad del camino. Se movía ruidosamente, no tenía cuidado ni temía al peligro, dando vueltas en el mismo lugar, a veces; otras veces se levantaba de un salto y corría torpemente. Volvía a detenerse, quizá a coger el fruto de algún árbol o a admirar la belleza de una flor. Seguía, volvía a parar, siempre alerta. Nunca se demoraba más de lo necesario en el mismo sitio, pero estaba el tiempo suficiente para sentir intriga, fascinación por las cosas que se cruzaban frente a sus ojos. Era una presa difícil...pero, al fin y al cabo, lo era.
A cierta distancia, tras una leve barrera, un par de ojos intensos observaban la carrera, la quietud o la tibieza de su cuerpo frágil. Se habían posado en él como en tantas otras cosas extrañas, pero esta vez era diferente. Apenas hubo demora. Esta vez, el cazador decidió no dilatar más el tiempo, ni tentar a una suerte demasiado dudosa para que fuera cierta. Esta vez fue deprisa. 
Rápido, fuerte y certero quebró la barrera.
Fuerte, certero y rápido adelantó su huída desgarbada.
Certero, rápido y fuerte interrumpió su trayectoria.
Se miraron a los ojos, se midieron. No competían en fuerza ni en velocidad, pero sí en astucia, sí en miedo - miedo a la pérdida, de la vida, del premio. 
Y quizá habría podido huir...puede que hubiera podido escapar...pero hubo un fallo inimaginable, imperdonable, increíble, imprudente. Y así como miraba las flores, o las nubes, o los pájaros y se asombraba, así se detuvo en los ojos del cazador. Bajó la guardia, tardó un segundo más de lo debido en apartar la vista. Y ya era tarde.
Se abalanzó sobre él, elegante, seguro de su victoria. Lo acorraló, despacio. Enlentecía el movimiento al acercarse, se medía, controlaba, alargaba el momento del placer - ¿el placer de la caza, el placer de la presa? ¿el placer de saber que había ganado? ¿el placer de los bailes en la palma de una mano? - pero, finalmente, llegaba.


Luego, las otras muchas veces, habían quedado las huellas, sangre y restos de la batalla. Y nada más.
Y esta vez no fue así...se quedó merodeando, girando en torno al cuerpo: sus ojos fijos aún en los del otro. Ninguna herida, la carne intacta...sólo faltaba una pieza, que se curvaba en manos del cazador.
Le había arrancado el corazón.


Ripples.

miércoles, 25 de abril de 2012

La pasión y sus formas.

"En esos mismos labios que han hecho las maletas, 
yo buscaba los héroes del destino."
Luis García Montero


A fuerza de presión, de tiempo, de exámenes y de muchas ocupaciones más entretenidas que vivir una pasión al modo clásico, se fueron desprendiendo las cosas que la hacían importante.
Se desprendió la idea de constancia, también la de infinito, las tardes, los regalos, el sexo, la imprudencia y el humo del tabaco.
Se cayeron, sin más, las hojas dolorosas con dibujos de puentes.
Se prendieron, sin más, alguna que otra imagen y un café de hace tiempo en una de mis tardes.
Se ahuecaron, a base de distancias, de lágrima y cojín de medianoche. 
Se instaló la prudencia, se apoltronó la ciencia, se esfumó la indecencia.
Se pasó, sólo eso, no se murió, ni huyó. Pero no se ha quedado.
Vino para marcharse, queda claro.


Ruiz. B.

viernes, 20 de abril de 2012

Corazones mecánicos.

Los reflejos plateados dan la impresión de que el cielo y sus estrellas acaban de caer en la bañera. Es maravilloso ese grifo ordinario que esparce blandas estrellas en el silencio de la noche. Entramos lentamente en el agua, a fin de no salpicar esta delicia. Somos dos gusanos estrellados de gran formato. Y hacemos el amor despacio; somos los amantes más lentos del mundo, apenas nos rozamos con nuestras lenguas. El chapoteo del agua le haría a cada uno creerse dentro del vientre del otro. Rara vez he sentido algo tan agradable.
Murmuramos chillidos. Hay que contenerse.
Termino cayendo cuan largo soy, como si acabara de morir en un western y ella se pone a gritar muy flojito. El cuco suena al ralentí. Oh, Madeleine...
Miss Acacia se duerme. La contemplo durante un largo rato. La longitud de sus pestañas maquilladas acentúa la ferocidad de su belleza. Resulta tan deseable que me pregunto si su oficio de cantante no la habrá condicionado hasta el punto de posar para pintores imaginarios, incluso en pleno sueño. Parece un cuadro de Modigliani, un cuadro de Modigliani con una hermosa mujer que ronca un poquito.


Mathias Malzieu
"La mecánica del corazón"



miércoles, 18 de abril de 2012

Un día en el mundo.

"Mírame, soy feliz, tu juego me ha dejado así."
Vetusta Morla


Había caído en muchas tentaciones, cosas mal hechas, libertades mal tomadas. Había caído bien, y mal, y fascinaba a veces y otras tantas se dejaba asombrar. Hizo reír, hizo bien, hizo el amor, la cama, hizo el idiota y su deber. Hizo y deshizo.
Y se cayó y calló. Se perdió, creyó que había logrado encontrarse, se levantó y anduvo a tientas (y a ratos, de rodillas, en parques y en almohadas). Y se encontró de veras, o eso pensó esta vez.
Y quiso todo dentro de esa nada que prometía la luna. 
Y quiso puentes (y paseó, de hecho, aquella tarde, por un puente tendido).
Pero quiso también ciento volando, y abandonó los pájaros en mano.
Y regresó a la hierba, al suelo, al cielo, al aire de un abril que, esta vez, no prometía nada.
Lo quiso todo, sin quedarse en nada.


Ripples.



lunes, 16 de abril de 2012

Rotos.

"El jugador en la esquina con su caramelo, hoy no durmió en el sueño, tenía celos. Casi tiene su corazón prisionero...afortunado en el amor, mala suerte en el juego."
Los Rodríguez


Hace ya algún tiempo, un tiempo que nadie podría calificar de extenso ni tampoco de breve, un tablero de ajedrez escribió un cambio. Posiblemente aquel fuera el más grande de todos aquellos cambios que parecen haberse marchado sin intención ni billete de vuelta.
El tablero se ha roto, la madera ha quedado astillada por los bordes, y hay que tener cuidado al cogerlo, podrías hacerte daño. Cualquiera podría hacerse daño con ese absurdo juego roto. Hay que retirarlo, entonces. Lo apartamos, lo cogemos con cuidado y lo guardamos donde nadie pueda pincharse.
¿Y ahora, qué? Tenemos piezas aún en buen estado, piezas repartidas, muertas, vivas, guardadas en los bolsillos...incluso alguna trampa preparada, algún truco. Tenemos pocas reglas, pero nunca tuvimos demasiadas. Nos quedan aún ganas de seguir la partida. Nos quedan muchas cosas, todavía.
Venga, pues. Vamos, arriba, levanta, muévete, busquemos algo para apoyar esta tramoya, para apoyarnos, busquemos sin parar, ha de haber algo. Fue tan sencillo comenzar a jugar...no contábamos con estos pequeños imprevistos. Pero venga, otra vez.
Entonces alguien llega, nos derriba la mesa, nos fuerza a mirar hacia el suelo, y traza allí una línea. Y se marcha. ¡Eso es! Podemos dibujarlo, a nuestro antojo, que sea como queramos que sea. 
Pero que siga el juego.


Ripples.

martes, 10 de abril de 2012

Volverse.

"Volveré, como vuelve todo. Distinto."


Para que no me entiendas podría revolver el horizonte, mezclarme en una caja de zapatos, cenar flor con sol con cielo y paraíso (y destierro y espadas y manzanas). Para que no me entiendas.
Para que no me entiendas podría recavar la tierra húmeda, y cavar hasta el hueso, y mezclar hojalata, sombrero, desparpajo y esputo. Para que no me entiendas.
Y en fin, qué más hacer, para que no me entiendas. 
Vol, vol, vol(ar), vol(átil), vol(ante), vol(cánico), vol(emia), 
VOL(VER).
VER(SÁTIL).
VER(SE).
VER(DAD).
VER.
Algo así, no está mal.


Ruiz. B.

jueves, 29 de marzo de 2012

París.

"Todo el mundo es muy sucio y hermoso en París, Rocamadour, las camas huelen a noche y a sueño pesado, debajo hay pelusas y libros..."


"Horacio me trata de sentimental, me trata de materialista, me trata de todo porque no te traigo o porque quiero traerte, porque renuncio, porque quiero ir a verte, porque de golpe comprendo que no puedo ir, porque soy capaz de caminar una hora bajo el agua si en algún barrio que no conozco pasan Potemkin y hay que verlo aunque se caiga el mundo, Rocamadour, porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero, si uno se ordena como un cajón de la cómoda y te pone a ti de un lado, el domingo del otro, el amor de la madre, el juguete nuevo, la gare de Montparnasse, el tren, la visita que hay que hacer. No me da la gana de ir, Rocamadour, y tú sabes que está bien y no estás triste. Horacio tiene razón, no me importa nada de ti a veces, y creo que eso me lo agradecerás un día cuando comprendas, cuando veas que valía la pena que yo fuera como soy. Pero lloro lo mismo, Rocamadour, me equivoco, porque a lo mejor soy mala o estoy enferma o un poco idiota, no mucho, un poco pero eso es terrible, la sola idea me da cólicos, tengo completamente metidos para adentro los dedos de los pies, voy a reventar los zapatos si no me los saco, y te quiero tanto, Rocamadour, bebé Rocamadour, dientecito de ajo, te quiero tanto, nariz de azúcar, arbolito, caballito de juguete ..."



sábado, 24 de marzo de 2012

¿Grietas en el corazón?

"¡Ah, déjame recordarte como eras entonces, cuando aún no existías!"
Pablo Neruda


A veces, y solo a veces, echo de menos tu vida cuando no te conocía. Y muy de vez en cuando excavo en tu pasado y en el mío. Y poco a poco pienso en hacer un agujero muy pequeño en tus paredes, para verte cuando no estás conmigo.


Ruiz. B.

lunes, 19 de marzo de 2012

Cambios. Epílogo.

Todo cambia. Se convulsiona, se estira, se encoje, se enciende y se apaga. Se distrae y se pierde.
Cambios externos que nos hacen cambiar por dentro. O cambios internos que cambian para siempre el mundo que nos rodea. En cualquier caso, cambios, siempre cambios. Y a veces no son de día en día, de semana en semana. A veces son más lentos, llegan sin saber cómo, pero ya están aquí. Y no te has dado cuenta de que se han llevado algunas cosas - que no van a volver - y han traído otras nuevas. Y todo cambiará otra vez, y probablemente tampoco te des cuenta, y lo echarás de menos, como siempre. Pero bueno, basta ya de tantos dramas, que este hotel ya demasiado poco transitado se marchita. Dejemos que entre el aire, abramos las ventanas y los ojos y soltemos palomas. 
Voy a cruzar el puente una vez más, alegre, como lo hacía al principio, sin esperar aún nada.
Y yo también me quedo con tu pausa. 


Ruiz. B.


"A ti que has detenido con un beso el reloj."
J. Sabina





jueves, 8 de marzo de 2012

¿Y tú, de dónde vienes?

¿Vendrás de allí, de aquí, de un poco más allá? ¿Vendrás desde muy lejos? ¿Vendrás para quedarte? ¿O será que has venido a pasar algún tiempo y que dentro de poco te irás a otro lugar? ¿Vendrás o estás aquí? Yo lo dudo a menudo, a mi siempre me pasan estas cosas. "Perdón por el retraso." "Discúlpame, hoy no puedo." "¿Cuando quieres venir?" son frases que te gustan. 
Y mañana ¿vendrás? Y siempre la pregunta viaja muda, vacante, puntual y desolada.
Ir y venir, del fondo al punto álgido de un día, del cielo al suelo - suelo de tierra y fuego.
Entrar en tus lugares y de pronto estar fuera. O quizá llevar fuera mucho tiempo - y no nos damos cuenta. Quizá no, o quizá sí. Tinta invisible, en apenas cien días, tres páginas y media y una caja.  
En cualquier caso, yo siempre me arrepiento. Venir, llegar, entrar, estar ya dentro, encerrado y feliz, triste y ahogado, y ascender otra vez, tierra de nuevo. Y, cada día un momento, me arrepiento (de haber entrado). 
Y a cada rato entonces me arrepiento de haberme arrepentido. 


Ruiz. B.

martes, 28 de febrero de 2012

Adicciones.

"En algún lugar te estaré esperando."
Walt Whitman


Hay pequeños placeres en época de exámenes. Placeres como los Donuts con chocolate, como la música a todo volumen o la compañía de biblioteca. Como bailar o como marcharse, como salir y visitar otros mundos sólo por una tarde, o como los paseos de ida y vuelta por un Madrid que nos es desgraciadamente ajeno.
También hay pequeñas decepciones, momentos de nerviosismo exagerado, paseos a solas y finales de días agotadores.
Y alguna perspectiva deshecha. Y alguna foto que tendrá que esperar hasta un marzo que parece que no va a llegar nunca.
Hay adicciones - en época de exámenes - que vagan entre lo dañino y lo necesario. El café es una de ellas, el sueño, el sol por detrás de los cristales, y otras que no deben ser nombradas.
Sí, tenemos adicciones, existen, sin más. Y supongo que es mejor no desesperarse. O quizá sea mejor no esperar demasiado. No necesitar demasiado, tampoco. 
La autosuficiencia nunca me ha gustado demasiado, fíjate, pero mira que hoy, y puede que sólo sea por esta mañana (o quizá no), sí me convence.

martes, 21 de febrero de 2012

Treguas. Y no.

"Volveré a escribir cuando pase algo lo suficientemente significativo." 
Y, realmente, esto son cosas que me gusta decir a mi, pero que no son verdad.
Volver a escribir como volver a casa después de un día agotador. Volver como verter azúcar en el café. Puede que decir "significativo" sea algo relativo, puede. Pero es indiscutible el hecho de que tengo razones significativas para escribir, y el de que no lo hago más por pereza, por falta de tiempo, quizá, o quizá para darle tiempo al tiempo y pactar una tregua. Una tregua muy pequeña, insignificante, teórica incluso (porque hay ciertos momentos que nada tienen de treguas). Pero sí, teóricamente. Un impasse. 
Aunque lo que realmente pasa (y lo sabes) es que todo lo que podría escribir, todas esas cosas sobre las que podría estar horas y horas sin parar de escribir (y me faltarían tiempo, y palabras) no son "escribibles".
Y no lo son por diversos motivos, y uno de ellos es que puede que nadie las entendiera, ni siquiera tú.
Y porque no son significativas, no. Son mucho más que eso.
Así que volver, volver a escribir. Pues sí, será.
Pero, de momento, quedamos en tablas, empate, punto y coma, ni-para-ti-ni-para-mí, tregua. 
Por encima de todas las cosas.


Ruiz. B.



sábado, 18 de febrero de 2012

(Bri)ernes.

- Ven, que te quiero llevar a un sitio bonito.
- ¡Vale! - y doblaron entonces una esquina, subieron escaleras. Oye ¿me llevas al jardín secreto? - y la miró sonriendo.
- Sí - sonrió ella también - ¿lo conoces?
- Síiii, me encanta. Un día, paseando, lo vi y...bueno, nunca he entrado...pero siempre he querido entrar.
Llegaron entonces al jardín secreto, con sus luces y sus formas y su extraña manera de estar abarrotado sin resultar cargante. Se preguntaron sobre lo que servían en las mesas y prometieron ir algún día.


- ¡Hala! Pues me gusta que lo conozcas...y me gusta que te guste.



viernes, 17 de febrero de 2012

Para querernos.

Quererte es el más alto riesgo.
Pedro Salinas

Ojos, manos, café y miel a pares.
Sed a pares también, amor a chorros.
Deshoras y deshechos. Destiempos. Desacuerdo. Mares de espuma tibia.
Por qués y por qué no. Porque nos falta tiempo.
Y también faltan barcos, mapas, cielos.
Pero nos sobran tardes, tempestades y sol,
para querernos. 

Ruiz. B. 

lunes, 13 de febrero de 2012

Hoy, sí.

"Grandes diálogos repetidos se oyen, por encima del mar, de mundo a mundo: sí."
Pedro Salinas


Y puede que hoy no fuera el mejor día. Y que ya hiciera frío, y ruido, y pocas nueces.
Y mira que aceitunas y ojos secos y lámpara apagada.
Y puede que hoy el lápiz no diese más de sí, que hace ya algún tiempo que no te escribe nada.
Y puede, todo puede, tal vez, quizás, muy bien, podría ser mañana.
Pero es hoy.
Y resulta que hoy todo dice que sí.
Sí, lo dicen las voces, esas que no escuchamos. 
Sí, papeles, matraces, y promesas asienten esperando.
Sí, vagones en punto; sí, estructura y paciencia.
Sí, girasol celeste.
Sí, viento huracanado.
Sí, arsenales de besos.
Sí, sonrisa y naufragio.
Sí, amante y portal frío.
Sí, quiero.
Sí al sí, luz y cambio.


Ruiz. B.

domingo, 12 de febrero de 2012

Brisas. Y no.

Mírame; y existo.


Aunque sé que es inútil. 
Que es juego mío, todo, 
el esperarla así como a soplo 
o a brisa,  
temiendo que tropiece. 
Porque cuando ella venga, 
desatada, implacable, 
para llegar a mí,  
murallas, nombres, tiempos, 
se quebrarían todos.

martes, 7 de febrero de 2012

Habitación de otoño.

Cuando todo pesa y nada pasa. Epílogo de cambios (otra vez), pero hoy no hay finales que escribir, ni historias que contar. Quizá de cielos grises, sangre, libros y mantas se pueda subsistir por algún tiempo.
Pues eso, hoy, nada más.


"La persiana no del todo cerrada, como
un retenido espanto de caer hasta el suelo,
no nos aísla del aire. Mira, se abren
treinta y siete horizontes rectos, finos,
mas los olvida el corazón. Y sin nostalgia
va muriendo la luz, que era color de miel
y ahora es color de aroma de manzana.
Qué lento el mundo, qué lento el mundo..."







lunes, 6 de febrero de 2012

Error de cálculo.

"Y pagando su óbolo a Caronte
entramos en la barca
que surca la laguna de la noche
sin prisa. Al otro lado
una alcoba, en la costa de la muerte
nos abrirá el gran hueco
donde todos los cálculos se abisman."


Pedro Salinas

sábado, 4 de febrero de 2012

No t'enyoro.

Esta canción es para decir
que no te echo nada en falta.
Y que cuando me voy a dormir
con la mano derecha ya me basta,
que si tengo los ojos húmedos
es que tengo una legaña,
y si no salgo por la noche
es porque voy corto de pasta...
Los amigos que compartimos todos te engañan.
Soy un hombre nuevo,
nunca he estado mejor.
Y no sabes cuánto me ahorro en llamadas.
No te añoro, niña.
Esta canción es para decir
que si de nada tengo ganas
no eres tú, sino la edad,
que a los treinta esto ya pasa,
Que el anillo que me diste
lo guardo porque lo quiero vender,
y tu foto al lado de la cama
no he tenido tiempo de quitarla.
Los amigos que compartimos todos te engañan
Soy un hombre nuevo,
nunca he estado mejor
Y no sabes cuánto me ahorro en llamadas.
No te añoro, niña. No te añoro niña.
No estoy deprimido, no estoy desnutrido,
no me aguanta un hilo, no he perdido el estilo,
no voy predicando todos tus encantos,
no te he imaginado en la cama con extraños,
no estoy nada perdido, no estás... tururú.
No me siento confuso, no he sido ningún iluso.
Será un gran placer hoy hacerte saber,
que no te añoro, niña.





Aquesta cançó és per dir
Que no et trobo gens en falta
I quan me´n vaig a dormir
Amb la mà dreta ja em basta
Que si tinc els ulls humits
És que hi tinc una lleganya
I si no surto de nit
És perquè vaig curt de pasta.
Els amics que compartim tots t´enganyen
Sóc un home nou
Mai he estat millor
I no saps quant m´estalvio en trucades.
No t´enyoro, nena.
Aquesta cançó és per dir
Que si de res no en tinc ganes
No ets pas tu, sinó l´edat,
Que als trenta anys això ja passa,
Que l´anell que em vas donar
El guardo perquè el vull vendre
I la teva foto al llit
No he tingut pas temps de treure-la.
Els amics que compartim tots t´enganyen
Sóc un home nou
Mai he estat millor
I no saps quant m´estalvio en trucades.

No t’enyoro, nena. No t'enyoro nena.
No estic deprimit, no estic desnodrit
No m'aguanta un fil, no he perdut l'estil
No vaig predicant tots els teus encants
No t'he imaginat al llit amb estranys
No estic gens perdut, no hi ets... tururut
No em sento confús, no he estat cap il·lús
Serà un gran plaer avui fer-te saber,
que no t'enyoro, nena.