miércoles, 18 de abril de 2012

Un día en el mundo.

"Mírame, soy feliz, tu juego me ha dejado así."
Vetusta Morla


Había caído en muchas tentaciones, cosas mal hechas, libertades mal tomadas. Había caído bien, y mal, y fascinaba a veces y otras tantas se dejaba asombrar. Hizo reír, hizo bien, hizo el amor, la cama, hizo el idiota y su deber. Hizo y deshizo.
Y se cayó y calló. Se perdió, creyó que había logrado encontrarse, se levantó y anduvo a tientas (y a ratos, de rodillas, en parques y en almohadas). Y se encontró de veras, o eso pensó esta vez.
Y quiso todo dentro de esa nada que prometía la luna. 
Y quiso puentes (y paseó, de hecho, aquella tarde, por un puente tendido).
Pero quiso también ciento volando, y abandonó los pájaros en mano.
Y regresó a la hierba, al suelo, al cielo, al aire de un abril que, esta vez, no prometía nada.
Lo quiso todo, sin quedarse en nada.


Ripples.



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