lunes, 26 de diciembre de 2011

Mariposa clavada.

Mariposa clavada que medita su vuelo.
Rosa del equilibrio sin dolores buscados.
¡Siempre la rosa!
F. G. Lorca


Oh tú, flor del asfalto, puente de besos.
Tú que aprietas, que exprimes, que desgarras, que exiges.
Oh tú, amor de los hombres.
Las ciudades levantan el invierno que empieza, quieto y arrebolado, esperando un frenazo, un roce, un temblar abandonado de todo sobre sábanas con mil ojos.
Empiezas tú también en cada esquina, en los tejados de las aves huecas, empiezas tú detrás de todo, antes de todo, dentro de todo, tú.
Y poco a poco - papel interrumpido, dulce escarcha, boca fría - aparece un levísimo segundo conocido. Aparece vibrante y doloroso y mudo. Y llega con el arte, el vacío y la tarde a mitad, y se marcha con tres o cuatro pasos.
Pero llega - es sabido - para quedarse. 
Que te has ido, me dicen. 
Jardín azul, manos de niebla, me dicen que te has ido.


Ruiz. B.

No hay comentarios:

Publicar un comentario